El domingo fue el día mundial del autismo, algo que hubiera pasado prácticamente desapercibido para mi hace 3 años. Pero en estos últimos dos años y medio he hecho un máster teórico y práctico en TEA y estoy de camino al doctorado. Y me encanta cómo la gente que me rodea siente curiosidad por todo lo que le pasa a Leo, nos pregunta, nos escucha, se informan por sus propios medios, nos mandan links interesantes. Me emociona aún más cuando una amiga maravillosa cuyo único vínculo directo con el autismo es Leo me cuenta un día que está leyendo un libro sobre autismo.
Ayer empezó el cole no sólo para Leo sino también para Bruno, que ha comenzado la adaptación en la guardería, un cambio muy grande para él que le va a venir de perlas, se lo va a pasar estupendamente y va a avanzar mucho. De momento ya le hemos enseñado a la profesora el carácter que tiene y lo que hemos bautizado hoy como "hacer un Brunix". ¿Que no sabéis lo que es?
Definición de "Hacer un Brunix": Dícese de el acto de rebeldía de Bruno después de que alguien le haya dicho que "no" a algo (por insignificante que sea) o bien por resistirse a caminar y/o obedecer una orden cualquiera, consistente en tirarse al suelo, darse la vuelta hasta quedar boca arriba como una cuaracha y quedarse en esa posición indefinidamente hasta que se le olvida el motivo por el que se encuentra ahí y sale por su propio pie canturreando.
Tenemos tres modalidades diferentes de "hacer un Brunix": gritando, llorando, o en silencio y moviendo el cuerpo a modo break dance. Hemos decidido bautizar este comportamiento porque lo hace 35 veces al día, da igual el lugar, el momento, la textura que tenga el suelo o la cantidad de mierda que haya, cualquier sitio vale para hacer drama. Pues bien, hoy día 1 de guarde, a las 10 horas y 14 minutos mientras estaba en el patio Bruno ha hecho su primer Brunix de la guarde y la profesora, al ver que no se dejaba coger, lo ha dejado en el suelo y le ha espetado por lo bajini, cuando pensaba que nadie la oía: "Pues ahí te quedas". Vamos, que lo ha calado y no se va a ablandar tan fácilmente, justo lo que necesitamos.
Por lo demás se lo ha pasado pipa, y no nos extraña porque Bruno es muy sociable y le encanta jugar con todo y conocer sitios nuevos. Por eso cuando decidimos que esta semana Santa me iría yo de viaje con uno de los niños a Ibiza a ver a la familia, tenía mucho más sentido ir con Bruno que con Leo. Es la primera vez que nos separamos durante las vacaciones y ha sido una oportunidad para desconectar en cierto sentido. Porque aunque seamos dos niños y dos adultos, estar los 4 juntos a menudo es mucho más caótico que dividirnos. Así que me fui con Bruno a Ibiza y Leo se quedó en casa con su padre. Pensábamos también que sería una oportunidad ideal para que Leo estuviera más tranquilo, y que su padre pudiera dedicarle mucho tiempo individual y poder llegar a entenderse mejor. En el tema del nerviosisimo parece ser que no ha habido diferencia, Leo sigue muy ansioso e insistiendo mucho en conductas que no debe hacer, pero Luis ha podido llevarlo al parque, a la piscina, a la playa, y ha podido asegurarse de que se cansaba mucho para luego dormir mucho más pronto, así que en ese sentido ha funcionado muy bien.
Yo por mi parte he llevado un horario anárquico, comiendo tarde, haciendo que Bruno nunca echara la siesta a la misma hora ni en el mismo sitio, pero lo hemos llevado bien y me ha servido para poder dedicarle también tiempo individual y hacer muchas cosas que con Leo son más complicadas, aunque para otras, como las visitas a la playa, lo he echado mucho de menos claro.
Ahora ya estamos los 4 juntos disfrutando de nuestros caóticos paseos por el parque, baños en la piscina y peleas entre hermanos. Justo ayer, estando los tres en casa mientras Luis trabajaba, vi cómo Leo cogía mis llaves y las ponía en la cerradura de la puerta, un gesto en principio insignificante pero a mi me alegró, porque nunca le había visto hacer esa relación llaves-puerta. Recuerdo cuando Bruno la hizo por primera vez, cuando tenía poco más de un año, y en su momento me emocionó porque este tipo de cosas no las habíamos experimentado con Leo y también fue una alegría por lo que significaba para Bruno, un paso más en asegurarnos que él no mostraba los mismos síntomas que Leo. Ahora este pequeño gesto lo ha hecho Leo, con más de dos años de diferencia con respecto a Bruno, pero yo ayer me centré en que lo importante no es cuándo llega, sino que llegue. No estamos en un sprint, esto es una carrera de fondo, y los logros los celebramos igual, animándole, abrazándole y alegrándonos mucho.